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Todas las personas están expuestas a lo largo de su vida a incontables acontecimientos traumáticos y dolorosos tanto físicos como psíquicos. Algunas son capaces de sobreponerse a ellos mientras que otras caen en abismos depresivos sin poder encontrarle sentido a sus vidas. Más allá de las características psicológicas de cada uno; existe una capacidad de vencer el dolor ocasionado por hechos traumáticos para que el sufrimiento no obture la posibilidad de avanzar en la vida. Esta capacidad recibe el nombre de resiliencia; y los estudios realizados por la psicología positiva y la psicología sistémica llevaron a pensar en la importancia del concepto de sí misma que tiene la propia persona; su autoestima; y el sistema de relaciones que la ayudan a enfrentarse a hechos dolorosos.
Pensando a cada ser humano como una constelación de determinantes psicológicos y relacionales; no es difícil afirmar que no todos poseen la misma resiliencia; y que esta depende en gran medida del apoyo que brinde el entorno que mantiene la persona. De ahí que la aplicación de las conclusiones a las que llegan los estudios sobre esta capacidad esté dirigida a fortalecer y desarrollar las relaciones en ese sentido. Desde este punto de vista cobra suma importancia el papel que debe cumplir la escuela para el desarrollo de personalidades más equilibradas y también la sociedad en general ofreciendo contención y posibilidades de crecimiento en vez de abandonar y frustrar a una gran parte de la población.
Todas las personas están expuestas a lo largo de su vida a incontables acontecimientos traumáticos y dolorosos tanto físicos como psíquicos. Algunas son capaces de sobreponerse a ellos mientras que otras caen en abismos depresivos sin poder encontrarle sentido a sus vidas. Más allá de las características psicológicas de cada uno; existe una capacidad de vencer el dolor ocasionado por hechos traumáticos para que el sufrimiento no obture la posibilidad de avanzar en la vida. Esta capacidad recibe el nombre de resiliencia; y los estudios realizados por la psicología positiva y la psicología sistémica llevaron a pensar en la importancia del concepto de sí misma que tiene la propia persona; su autoestima; y el sistema de relaciones que la ayudan a enfrentarse a hechos dolorosos.
Pensando a cada ser humano como una constelación de determinantes psicológicos y relacionales; no es difícil afirmar que no todos poseen la misma resiliencia; y que esta depende en gran medida del apoyo que brinde el entorno que mantiene la persona. De ahí que la aplicación de las conclusiones a las que llegan los estudios sobre esta capacidad esté dirigida a fortalecer y desarrollar las relaciones en ese sentido. Desde este punto de vista cobra suma importancia el papel que debe cumplir la escuela para el desarrollo de personalidades más equilibradas y también la sociedad en general ofreciendo contención y posibilidades de crecimiento en vez de abandonar y frustrar a una gran parte de la población.